Tal vez cueste creer como lo conseguimos, pero tan solo fue necesario que Lucas le escriba para poder tener este relato que es casi una Biblia para el Rally. Conozcamos las respuestas de JORGE BICHO DEL BUONO…
-¿Cómo se dio la posibilidad de su primera carrera?
-Mi primera carrera fue de regularidad en motonetas. Aunque el debut con hoja de ruta fue en 1971, acompañando a Aldo Caldarella en el famoso rally “Los Mil Kilómetros Fiat”, para Fiat 600. Yo ya había corrido la primera edición, donde hubo 1050 inscriptos de todo el país. Se clasificaban solamente 100 autos y el mío llegó en cuarto lugar. Pero cuando fuimos a la definición con una carrera en el autódromo “Oscar Cabalén” y con la trepada de montaña, volcamos… Para el año siguiente exigí un piloto que supiera manejar mejor. Y me mandaron a Aldo Caldarella, que después tendría una destacada trayectoria automovilística. Corrieron 580 autos, clasificamos cuartos entre cien y en la parte final ganamos en el autódromo y en la trepada, donde realizamos un relevamiento anotando las curvas con cruces, muy torpemente y todo tipo de cambios. A partir de ahí comenzó la era de hacer hojas de ruta. 1) Independientemente del resultado final, ¿cuál cree que ha sido, hasta el momento, su mejor carrera? -Si hablamos por las funciones y sensaciones del copiloto, para mí lo mejor fue correr con el Lancia S4, en el Rally de Argentina ‘86. Creo que aquella fue la mejor carrera, no por el resultado (4º) sino por la sensación única de subirse a semejante auto, con 600 caballos de potencia. Fue, además, la carrera en la que Miki Biasion consiguió su primer triunfo.
2) ¿El auto con que más gusto tripuló? -Sin dudas, el Lancia S4. Fue un auto espectacular, un verdadero “pura sangre”. Después, los otros se fueron adaptando, pero ése fue el mejor.
3) ¿Quién ha sido el piloto que navegó con mayor gusto/tranquilidad/seguridad? -Muchos. Tuve la posibilidad de navegar a Aldo Caldarella, Carlos Pascualini, Angel Di Nezio, Jorge Recalde, Ernesto Soto, Gustavo Trelles… Con todos ellos siempre me sentí muy seguro. Aunque pienso que si uno no comete errores a la hora de cantar la hoja, los pilotos se sienten muy tranquilos. Es una cuestión de adaptación mutua. De todas maneras, hubo dos pilotos que me dejaron más marcado, pues fueron casi diez años los que compartí con cada uno: Jorge Recalde, con quien viví muchos triunfos y experiencias, y Gustavo Trelles. Con éste último logré dos títulos mundiales de Grupo N.
4) ¿Quién es el mejor piloto de Argentina en la actualidad? -Hoy, Federico Villagra y Marcos Ligato son los principales referentes. Y demuestran sus condiciones carrera a carrera. Técnicamente, quizás Villagra cuenta con mayor confiabilidad en su auto por la manera en la que está desarrollando el campeonato.
5) ¿Un referente histórico? -Como piloto, en la Argentina hay un solo nombre: Jorge Recalde. Pues desde que comenzó a desarrollarse el rally en nuestro país, en 1979, él se convirtió en su mayor exponente en todas las competencias del Mundial. Si en cambio nos remontamos al plano internacional, hubo muchos pilotos de los que siempre traté de rescatar diferentes detalles. En ese sentido, Carlos Sainz fue uno de los que más me gustó por su rápida adaptación a diferentes autos. En cuanto a navegantes, también hubo varios que pueden ser tomados como referentes. Con Luis Moya, por ejemplo, solí frecuentar mucho. Nos hicimos muy amigos en las carreras. Pero admito que no copié mucho su estilo porque era capaz de cantar 16 palabras en una curva. Hablaba muchísimo. Sí me encantaba cómo se desempeñaba profesionalmente, tanto arriba como abajo del auto. Además, era una persona muy dada, nunca tuvo secretos con el resto de los navegantes. A nivel nacional, siento un gran aprecio por el Dr. Rubén García (navegante de Marcos Ligato), una persona sencilla, humilde y súper profesional.
6) ¿Cuál es su carrera preferida? ¿Y el tramo? -Hay muchas. Porque cada carrera tiene su encanto. Y todas siempre arrojan “lindos” recuerdos. Es difícil elegir una entre tantas… En Argentina, por ejemplo, Pampa de Achala siempre fue un tramo espectacular para confeccionar la hoja de ruta. Antes, ése trayecto se recorría entero. Después se dividió, pero nunca dejó de ser atractivo. Fue uno de los que más me gustó, a pesar de que con Jorge Recalde nunca tomamos nota de esos tramos porque él los conocía de memoria.
7) ¿El peor momento de su carrera? El accidente que protagonizó Luis Landriscina, en el Rally de Argentina ‘84, puede ser uno. Somos muy amigos, también compadres y lo quiero muchísimo. En aquella carrera, él iba de copiloto de su hijo Dino. Temí mucho por su salud, pero afortunadamente sólo se trató de un susto. Yo, en cambio, he tenido vuelcos espectaculares con Recalde. Una vez, en Pilcaniyeu, nos pegamos muy fuerte con un Renault 18. Dimos como siete vueltas y el auto se destruyó. Tuvimos otras piñas, aunque ninguna arrojó consecuencias importantes. Tal vez me generó más dolor perder carreras que estaban prácticamente ganadas. En 1989, cuando con Recalde liderábamos el Rally de Kenia, chocamos un montón de ovejas a poco del final. Haber perdido esa carrera significó un dolor muy grande, fundamentalmente por la trascendencia que tiene.
8) Dentro del ambiente, ¿hay alguien a quien destaca como persona, profesional o amigo? -Sí, Marcos Ligato y Rubén García. Siento un gran cariño por ellos. Son dos personas con las que mantengo una gran amistad. Estoy en permanente contacto. Aunque con tantos años en la categoría sembré amistad con un montón de gente de todo el país.
9) ¿Algún deseo profesional pendiente? -No. Yo me tengo que sentir muy feliz y dichoso de haber llegado hasta donde lo hice. Fui dos veces campeón del mundo de Grupo N, con Gustavo Trelles. Sinceramente me siento bien, sin materias pendientes. Por ahí me hubiese gustado participar en un París-Dakar… Pero, en definitiva, me hace muy feliz haber llegado hasta donde llegué.
10 ¿Una anécdota que recuerde especialmente? -Hubo millones. Y, claro, algunas no se pueden contar. Pero voy a elegir una que viví con el tucumano Roberto Sánchez durante el Rally de Kenia, en el 2000. Fue una anécdota risueña. Largamos un tramo de tierra, detrás de Claudio Menzi, y como nueve minutos más tarde lo hizo el binomio conformado por los hermanos Panizzi, con un Peugeot oficial. Era un tramo largo, de sesenta o setenta kilómetros. En un momento, un helicóptero comenzó a sobrevolar muy cerca de nuestro auto, en la misma dirección. Yo enseguida creí que se trataba de “Chema” González, un amigo catalán de Tele Sport que filmaba todas las carreras. Seguí pensando lo mismo cuando el helicóptero volvió a pasar cinco minutos más tarde, esta vez casi rozando el techo del auto. Pero al culminar el tramo, los hermanos Panizzi se bajaron y comenzaron a atacarnos, uno de cada lado. El piloto le pegó a Roberto y el copiloto me vino a increpar porque no los habíamos dejado pasar. La verdad es que no los habíamos visto, ya que allí la tierra queda suspendida por casi cinco minutos. Es imposible observar quién viene atrás. Para colmo, los disturbios sucedieron frente al control y fuimos denunciados por una reacción de Roberto. A la noche, tuvimos que dirigirnos al comisariato deportivo con la filmación que había registrado la cámara car que llevaban los Panizzi. Cada uno hizo su descargo correspondiente. Yo tuve la suerte de encontrarme con un conocido como Shekhar Mehta, que integraba la directiva junto a su mujer y el presidente de la Federación Española. Expliqué todo a partir de la relación que tenía con “Chema”. Además, argumenté que el piloto del helicóptero no se percató de hacer señas de luces circulando de frente. Conclusión: ellos recibieron una multa de 50 mil dólares; mientras que nosotros fuimos apercibidos por la reacción que tuvo Roberto. Recuerdo que toda la prensa del mundo habló de nosotros…