Para los amigos mas viejitos...

En 1977 la política deportiva del grupo Fiat decide jubilar al Stratos. Los nuevos Fiat 131 abarth, más cerca de los coches de calle de la marca turinesa, y por lo tanto más identificables con el público, tomaron el relevo. Se decía que el 131 era solo una verlina con un motor potente, que era feo y que solo ganaba carreras gracias al enorme presupuesto de FIAT. Nada de ello era cierto. Era un espléndido auto de carreras, en linea con sus rivales contemporaneos, el Escort RS, el Opel Ascona o el Datsun 160 J. Su único pecado para no ser querido fue haber sido el sucesor del Lancia Stratos, la bestia de los rallies al que todo el mundo amaba.

En 1977 la política deportiva del grupo Fiat decide jubilar al Stratos. Los nuevos Fiat 131 abarth, más cerca de los coches de calle de la marca turinesa, y por lo tanto más identificables con el público, tomaron el relevo. Se decía que el 131 era solo una verlina con un motor potente, que era feo y que solo ganaba carreras gracias al enorme presupuesto de FIAT. Nada de ello era cierto. Era un espléndido auto de carreras, en linea con sus rivales contemporaneos, el Escort RS, el Opel Ascona o el Datsun 160 J. Su único pecado para no ser querido fue haber sido el sucesor del Lancia Stratos, la bestia de los rallies al que todo el mundo amaba.

El 131 fue, por lo tanto y contra sus detractores, un coche con una personalidad exquisita, con una estética bellísima y acorde a la época, al punto de generar, decadas despues, miles de fanáticos cultores de su presencia. Pero lo más importante es que fue un auto exitoso, ganador de tres títulos mundiales, la misma cantidad que su antecesor, el Stratos, aunque tal vez sin la misma mísitica.
Pablo Lapenta
Fuente: Rally Collection nº9
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